ENTREVISTA A DOÑA CARMEN BARRANCO GUTIERREZ (VIUDA DE D. JUAN GONZALEZ LARA)

 

Doña Carmen Barranco Gutiérrez, nació el 1 de enero de 1.921 en el seno de una familia muy vinculada a la Semana Santa de aquel tiempo. Fue su hermano Juan (q.e.p.d.) quien tuvo su primer contacto con nuestra Hermandad como capataz, cuando los molineros de aceite procesionaban al Santísimo Cristo de Humildad y Paciencia. Pero sería más adelante, en su noviazgo y posterior matrimonio con Don Juan González Lara, cuando surgieron la mayor parte de sus vivencias.

 

Según comenta Doña Carmen, fue poco después de la guerra civil, siendo Don Juan González capataz de la Hermandad, cuando se hizo el antiguo trono en el que procesionaba el Cristo de Humildad y Paciencia, el cual contaba con unas esquinas de cartón piedra, que realizó el profesor Alcántara, el cual impartía clases de dibujo en el Instituto Aguilar y Eslava y, además, tenía unos faldones de color azul marino. Dicho trono, también se usaba para procesionar al Cristo de la Columna, del que Don Juan también era capataz.

 

Entre otras cosas fue su marido quien le quitó a Nuestro Padre Jesús de Humildad y Paciencia, el cairel que hasta aquel entonces lucía, mostrando el pelo tallado que esta peluca ocultaba.

 

En ese tiempo, Doña Carmen hizo cuarenta túnicas para los nazarenos, las cuales, a diferencia de las que venían siendo habituales en aquella época, se hicieron por primera vez largas y con capuchón, y eran muy parecidas a las que actualmente visten nuestros hermanos.

 

Como anécdota, nos cuenta que su difunto marido, dado que era el capataz de la Columna que salía el Jueves de la iglesia del Cerro y de la Humildad y Paciencia que salía el Viernes de la Aurora, tenía una Semana Santa muy concurrida, hasta el punto de no aparecer por casa desde el Jueves Santo hasta el Sábado de Gloria, y que cuando lo hacía tenía una barba prominente y un aspecto que denotaba su gran actividad durante esos días. También nos cuenta, que tras un año de lluvia en la Semana Santa y, debido a que sólo tenía una túnica para las procesiones de Jueves y Viernes, pasó toda la noche secándola con braseros, planchándola y cambiando los botones, para que Don Juan la pudiese llevar en la madrugada del Viernes Santo. Tras este año, y para que no le volviese a ocurrir, nos cuenta Doña Carmen: “Ya se acabó, una túnica nueva te hago”.

 

También nos hace referencia a los costaleros, que por aquel entonces portaban al Cristo a hombros, y nos indica que éstos lo hacían a cambio de una comida, a lo cual le preguntamos que si ellos recibían alguna remuneración, y nos contesta que: “no, salían por un gasto y las gracias”.

 

Doña Carmen a sus 89 años, sigue ilusionándose con la Semana Santa, tras muchos años de vivencias y recuerdos. Su hija María de la Sierra nos acogió el pasado día 27 de Diciembre en su casa para poder compartir algunas de esas vivencias con ella, de las cuales hemos extraído este pequeño resumen.