LA LABOR DE LA MUJER EN LA COFRADÍA
La vinculación de la familia de mi padre (González Lara) con la Cofradía de NUESTRO PADRE JESUS DE HUMIDAD Y PACIENCIA data de la década de los 40 del siglo pasado. Los primeros miembros que pertenecieron a ella fueron mi abuelo Zoilo González Onieva, como hermano mayor durante unos años y, como ideólogo, capataz y organizador de lo que más tarde fue la Cofradía, su hijo Juan de Dios, mi padre. Él era el encargado de todo lo necesario para la organización del desfile procesional. Años difíciles por aquel entonces que obligaban a mi padre a buscar quien le ayudara a sufragar los gastos. La persona que cada año se hacía cargo de los gastos era el hermano mayor, de ahí que cada año fuera una persona distinta quien ostentara este puesto. Mi padre aún estaba soltero pero ya estaba en relaciones con su futura esposa, mi madre, Carmen Barranco Gutiérrez, la cual fue la primera mujer que participó de forma anónima en la Cofradía confeccionando las túnicas que cuenta, por cierto, hizo de largo hasta el tobillo. También, por primera vez se hicieron los capirotes. Hasta entonces las túnicas eran a media pierna y en la cabeza llevaban una especie de toca con la cara descubierta y se le llamaban penitentes.
Más tarde se hizo cargo mi tío Zoilo González Lara, quien llevó a cabo la formación de la Cofradía como tal. En esta labor tan importante contó con la inestimable ayuda de su esposa Carmen Peña Valle, quien estuvo siempre pendiente de la uniformidad, pulcritud, orden, etc. que ha caracterizado siempre a nuestra Cofradía. Ella ha sido durante muchísimos años la encargada de la conservación de los enseres de la misma, exorno de cultos y trono y todo lo relacionado con el “Señor“, como ella bien decía, tarea desempeñada hasta el año 2000. En estas labores han estado implicadas también sus hijas, Mª del Carmen y Mª de la Sierra que actualmente continúan colaborando en algunas tareas.
Otra mujer que ha tenido relación con la Cofradía y merece ser nombrada es mi tía Sierrita Lama Jurado, esposa de Bartolomé Manuel González Lara que durante unos años fue también hermano mayor de la Cofradía. Ella era la encargada de hacer pestiños, gajorros, etc. que, con café, ofrecían como tentempié la madrugada de los Viernes Santos, ya que en su domicilio, que cedían tan amablemente, se reunían nazarenos y banda de música antes del inicio del desfile procesional.
En los estatutos de la Cofradía, que yo sepa, no ha habido nunca constancia de que se prohibiera que las mujeres salieran de nazarenas, pero de una forma implícita todo el mundo daba por hecho que esto no podía ser. Que se sepa, la primera mujer que salió de nazarena en esta Cofradía fue en los años 80 y se trataba de mi sobrina Carmen María, cuando tenía 6 años de edad. Esto fue por deseo de mi padre.
Un día de junio del año 1999, en la calle Enrique de las Morenas, en casa del hermano Bartolomé Manuel González Lara, se eligió una nueva Junta de Gobierno de la cual salió elegido como hermano mayor D. Francisco González Valdivia. Por decisión y deseo de éste se eligieron por primera vez como miembros de la misma dos mujeres, Mª Carmen Osuna González y yo, Mª de la Sierra González Barranco. Desde entonces las mujeres somos miembros activos en la Junta.
En el año 2010 entraron a formar parte de la cuadrilla de costaleros dos mujeres, Coral María Moreno Mellado y Mª de la Sierra Ramos González.
Desde el año 1999 las mujeres formamos parte activa de la Cofradía compartiendo tareas en igualdad con los hombres. Actualmente cargos como vice hermana mayor, tesorería, secretaría, etc. están desempañados por mujeres.
Para mí, el pertenecer a la Cofradía conlleva una doble satisfacción: una, seguir la tradición de mi familia y poder dar continuidad a la labor que con tanto empeño y cariño inició mi padre y mi abuelo y que más tarde continuaron mis tíos y primos; otra, es ver reconocida mi labor en la Junta, labor que realizo con cariño y dedicación, así como ver que esta tradición la continúan mi hija Elena como hermana y Mª Sierra como costalera y miembro de la Junta.
María de la Sierra González Barranco