¡Señor de Humildad y Paciencia

En una piedra te sentaron

Unos hombres sin conciencia

Y a la muerte te condenaron

Sabiendo tu inocencia!

 

Saeta cuartelera “Al Humilde” de Puente Genil que un amigo de esa ciudad me recitó al conocer que iba a ser capataz de Ntro. Padre Jesús de Humildad y Paciencia.

 

          Años de costalero en el Rocío siguiéndote desde el Ayuntamiento. Años que esperaba el sonido de “la Madrugá”. Primero a ruedas y posteriormente con costaleros. Admirado de ver esa cuadrilla subir por la calle Priego al Salvador. Admirado por la responsabilidad que había adquirido ese grupo de personas. Por el día…la hora…Y ahora soy vuestros ojos. Seis años en los que se va afianzando el trabajo iniciado por Manolo Moreno. Serios, rigurosos con el trabajo y con gran deseo de aprender. Aunque creo que me estáis enseñando a mí.

 

5.30 de la mañana. Llego a la Casa de Hermandad, quiero veros a todos allí pero vais llegando poco a poco, por parejas, por grupos reducidos. Parece que queréis hacerme sufrir. Pero no, vuestro compromiso es grande con Él, con el Humilde, con el Paciente. Gracias por creer en que podemos crecer como cuadrilla y sobre todo como personas, por hacer de cada Viernes Santo una reflexión.

 

Todo capataz necesita un apoyo, un consejo, otra opinión. Dos personas…dos miradas, dos pensamientos, dos corazones… Como costalero, mi varal o mi trabajadera son mis compañeros de viaje, como capataz, el contraguía. En mi caso, la contraguía. Gema, compañera de camino, de ilusión. Me aportas tranquilidad. Paz interior que recorre el cuerpo al coger el llamador y verle su expresión ¿verdad?

 

No puedo olvidarte Joaquín, vocal de andas, amigo. Acuérdate de las palabras de Manolo Moreno al termino de la pasada estación de penitencia y decidías poner fin a tu caminar bajo Él, que no junto a Él: “Un costalero nace no se hace”, las mías fueron: “Siempre se es costalero”.

 

Como pasa el tiempo, ahora bajo mi llamada, bajo mi voz tengo a mis sobrinos Antonio Jesús y Samuel. ¡Ay Samuel! tu primer ensayo, todos llevaban el paso cambiado menos tú. Ves, todo es cuestión de tiempo y de devoción hacia Él.

 

El año pasado dos hermanas de la Cofradía se incorporan a la cuadrilla. Ambas hermanas desde la cuna. Bienvenidas, no teníais que demostrar nada, con vuestro trabajo habéis hecho a esta cuadrilla más madura.

 

Humilde es nuestro Padre,

Y tú su costalero con paciencia

Lo vas portando al cruel calvario de la cruz.

 

¡Fuerza y Honor! Con esas palabras os despido al meteros bajo el paso. Fuerza la que Él os dará y Honor por ser sus costaleros.

 

Que matices tiene mi cuadrilla. En ella se convierte la vara de Hermano Mayor en varal. Puedes encontrar el temple en una esquina, la perfección en el cambio, la reflexión en cada palabra. En cada comentario la imaginación. La puntualidad y al impuntual. El que aplica el sentido común…aunque le tachen de “esaborio”, o al bromista que te hace parar el ensayo y un mal momento lo transforma en el mejor de toda la Cuaresma. A los más pequeños que tienen un corazón que no les cabe en el pecho. A los más grandes…tan grandes como su humildad. La pasividad en alguno pero en el fondo es el más activo. La añoranza desde la distancia…tu ilusión la mandas en la suave brisa de las tardes de los Sábados de Cuaresma. Y me encontrareis a mí… que me habéis contagiando con un poco de todo.

 

Soy vuestro capataz, pero me siento aún más costalero y vuestro compañero.

 

Fdo. Julio Venzalá Muñoz.