MIS VIVENCIAS

 

     Mis primeros recuerdos de la Cofradía son aproximadamente allá por el año 1978. Por aquel año recuerdo como mi padre y mi hermano, que tenía unos 12 años, cuatro más que yo, se levantaban tan temprano para vestirse de capuchón y salir en la procesión. A mi aquello no me acababa de gustar y he de reconocer que era por la hora en que se producía. En aquellos años recuerdo como mi madre preparaba las túnicas, siendo mi padre vicesecretario y hermano mayor Zoilo González Lara el cual, tras una reunión de la directiva, informó al resto de la Junta de que, por su estado de salud, debía de cesar en su cargo de hermano mayor, tomando el relevo el hermano Bartolomé Manuel González Lara.

 

     Transcurrían las Semanas Santas y yo seguía en mis trece de no levantarme aunque los esfuerzos de mi padre para que lo hiciera eran constantes. Sí es verdad que aquello de la Semana Santa empezaba a gustarme cada año más hasta que, en el año 1982 creo recordar, salí de capuchón por primera vez. Como antes os decía, aquello me enganchaba cada vez más; recuerdo como mi padre, que ya era secretario de la nueva Junta, me llevaba a las reuniones que se celebraban en la casa del hermano mayor, bueno, mejor dicho, en el horno de la casa del hermano mayor Manolo González. Yo asistía sin prestar mucha atención a lo que allí se hablaba porque lo que a mí me gustaba era aquel lugar que, con el paso del tiempo, se convirtió en un lugar emblemático para esta Cofradía. A aquellas reuniones asistían hermanos que pasaron muchos años en la Cofradía, unos ya no están con nosotros y otros sí. Recuerdo a Manolo González, Juan de Dios González, José Prieto, Luis Reyes, Luis Pallarés, Paco Meléndez, Antonio Cubero, Juan A. Muriel, Vicente R. Moreno, Bernardo Salido, Paco Valdivia y alguno más que debía haber en aquellas reuniones pero que yo no recuerdo y que espero no se me enfaden. En definitiva, personas que en su día trabajaron para que esta Cofradía siguiera adelante. Como he mencionado anteriormente, en el 1982 empecé a salir de capuchón y todos los años se producía un encuentro muy peculiar a las 5,15 de la mañana del Viernes Santo en el portal de mi casa: era cuando tocábamos al timbre de nuestros vecinos y hermanos Vicente R. Moreno y Vicente R. Moreno hijo para ir, junto con mi padre y hermano, al horno de Manolo González, quinteto al que se le unió unos años después Manuel Moreno, hijo menor de Vicente R.

 

     Ya durante muchos años mi participación en la Cofradía fue grande. Otro de mis recuerdos era cuando nos disponíamos a trasladar nuestro antiguo trono de ruedas desde la antigua fábrica de pan (Upesa) a la iglesia. Por aquellos años nuestro cuadrillero José L. González era el encargado de todo aquello hasta que por motivos de trabajo se tuvo que marchar de Cabra. Recuerdo que veníamos empujando el trono y cuando llegábamos a la cuesta de los barreros José L. decía: “ahora os subís en el trono y nos tiramos la cuesta abajo”. Aquello me parecía de locos, pero él lo tenía todo controlado, aquello tenía unos frenos que ni el sistema ABS lo superaba.

 

     También por aquel tiempo el dorado de nuestro trono era desmontable y se guardaba por piezas que se solían conservar en casa de Zoilo González y Carmen Peña. Para esta tarea nos teníamos que juntar los hermanos más jóvenes como eran Joaquín Núñez, Manuel Moreno y Jesús González entre otros que, junto a José Luis y Pepe Prieto, procedíamos a cargar el dorado en una furgoneta que nos solía prestar algún conocido o los hermanos de frutas Paula que, por aquellos años, colaboraban mucho con la Cofradía. Una vez trasladado todo a la iglesia, empezábamos a montar el dorado en el trono. Recuerdo que lo hice varios años con José L. y otros tantos con Pepe Prieto, incluso hubo años que tuve que tomar las riendas en estos menesteres ya que ellos, por unos motivos u otros, no podían hacerlo, pero he de decir que cuando llegó este momento ya me habían enseñado ellos como debía de hacerlo. Así transcurrieron muchos años en los que seguí colaborando con la Cofradía, pero en el año 1988 pertenecí por primera vez a una Junta de Gobierno en la que el hermano Mayor era mi padre. Pasaban los años y estas vivencias se producían año tras año: traslado de trono, montaje de éste y otra serie de asuntos en los que ayudaba a mi padre, como reparto de lotería, cartas a hermanos etc.

 

     Y así llegamos a otra fecha muy significativa para mí e importante para la Cofradía, era la cuaresma del año 2000 y, sobre todo, la Semana Santa de ese año. Por aquel entonces nuestro Hermano Mayor era nuestro querido Paco Valdivia, el cual me nombró también parte de su Junta, aunque no pude ayudar mucho esos años por razones de trabajo. En este año se empezó a fraguar el cambio de ruedas a costaleros, siendo elegido capataz Manuel Moreno, hermano y miembro de esta Cofradía. Era algo que veíamos con dificultad pero que al final se llevó a cabo. Tuvimos nuestra primera Casa de Hermandad en la esquina de la plaza San Agustín, lo que supuso que nos reuniéramos allí para tratar el tema de costaleros. La primera cuadrilla sólo la compusimos 17 costaleros, lo cual nos preocupaba por el excesivo peso que podíamos llevar, ya que la canastilla estaba hecha para 24 costaleros.

 

     Y llegó aquel día, nuestra primera salida a hombros. ¡Cuántos nervios por la escasez de costaleros y porque para la mayoría era nuestra primera vez! Recuerdo cuando hicimos la primera “levantá” para poner al Cristo encarando el cancel de salida. Sentía unos nervios que incluso las piernas me temblaban, aquello era muy importante para mí, pero los nervios duraron pocos segundos, justo el tiempo que tardó la Banda de música en interpretar la marcha “Nuestro Padre Jesús” marcha que sirvió para comenzar nuestra primera estación de penitencia a hombros y que en años posteriores fue sustituida por la “Madrugá”. Entonces de los nervios pasé a sentir algo muy bonito e indescriptible que sólo lo sabe el que ha estado alguna vez ahí.

 

     Siguiendo con este recorrido de vivencias llegamos al día de hoy, donde también pertenezco a la Junta de Gobierno que, junto con nuestro hermano mayor Juan Navas y el resto de miembros de la Junta, estamos trabajando sin descanso para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como necesario para nuestra Cofradía como ha sido la adquisición de un nuevo trono y su posterior trabajo de talla. Desde aquí aprovecho para pedir a los hermanos, una vez más, su colaboración en este proyecto y dar las gracias a los que ya lo vienen haciendo habitualmente.

 

     Y ya para terminar, sólo me queda, desde este nuestro primer boletín, dar las gracias a una persona, a la persona que me inculcó y me enseñó a que me gustara la Semana Santa y especialmente esta Cofradía: a mi padre, cofrade donde los haya y persona que trabajó durante muchos años por esta Cofradía, y que sé que cuando yo le lea estas líneas recordará muchas de estas vivencias porque esto sí que no se olvida….

 

     Que el Señor de Humildad y Paciencia nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna, Amén.

 

 

Jesús María Castro Casas